Uno de los principios fundamentales del Derecho Penal es que el mismo es de ultima ratio, es decir que interviene sólo cuando todos los mecanismos legales previos han sido agotados, o en los casos cuya gravedad exige la intervención inmediata del poder punitivo del Estado. Por lo tanto, es correcto señalar que el ámbito penal inicia con la comisión de un delito tipificado en las leyes del Estado, facultándolo a intervenir de manera preventiva y/o sancionatoria.